15 abr 2012

Restos


Vivimos rodeados de voces del pasado,
-- nada se pierde --,
todo se ha transformado,
a fuego lento, a golpe de martillo,
a tumba abierta.

Los gusanos se comieron nuestros cuerpos,
el viento se llevó nuestras cenizas,
las grises, las quemadas, las caricias
en polvo convertidas,
tan lejanas algunas, tan recientes...
Incluso en el silencio más profundo
podemos escuchar los ecos de los nuestros;
sus voces permanecen incorruptas
rodeando el perfil del universo.
Nos hablan, nos gritan, nos susurran,
nos hablan de velados misterios
-- dentro, muy dentro --
en un idioma oculto, la lengua de lo eterno.
La muerte no existe, todo es vida
renovada en distinta materia acaecida.

Dejar de pensar, eso es morir,
no controlar los adioses, las lágrimas,
no sentir las certeras estocadas.
Llamamos quietud a no percibir el movimiento
de la sangre en las venas, de los átomos,
de los planetas más lejanos,
del propio pensamiento.

En cada uno de nosotros viven los restos
de miles de ancestros, de células de humanos,
de animales, de árboles, de objetos.
Aún así, únicos somos, esencialmente irrepetibles
mientras podamos decir un sí conscientemente,
la mente clara y claro el sentimiento;
mientras podamos decir no, únicos somos,
a pesar de los pulsos temblorosos,
de los pasos vacilantes,
a pesar de estar postrados en el lecho.

Somos la suma de unos restantes restos,
somos multiplicados, divididos;
somos rostros sonrientes, compungidos,
somos, al cabo, esa victoria triste del retrato
o esa alegre derrota del lánguido recuerdo,
una batalla ganada en cada beso,
-- amor, amor, ¡me dejaste sin sueños! --
una lucha perdida en cada exceso.

Partidos en dos, partimos todos algún día
mientras la tierra recoge nuestros gastados huesos,
la carne virginal o apasionadamente acariciada;
mientras un aire compasivo, en invisibles alas,
se lleva  nuestras almas hacia el cielo,
el de los que creen, el de los que alguna vez creyeron.
Somos restos reciclados que otros reciclarán
en siglos venideros.
Sólo somos eso.
Aquí.

Luego... ni vivos ni muertos.
Distintos mismamente
más allá del limitado espacio,
del conflictivo obrar,
del imparable tiempo.


13 abr 2012

Quédate con nosotros


Muy tristes iban andando
dos hombres, a paso lento,
caminito de Emaús.
Tristes se iban lamentando
de la muerte de Jesús,
de todo lo acontecido que
en sus estrechos cerebros
no encontraba explicación;
sacerdotes envidiosos,
pérfidos gobernadores
que habían enviado a la Cruz
al sabio profeta, aquel
que iba a librar Israel;
de aquellas buenas mujeres
que, a la salida del sol,
 cuando iban a ungir su cuerpo
vieron el sepulcro abierto,
¡vacío!, y a dos ángeles al lado
anunciando a Jesús resucitado...


Iban charlando y, de pronto,
un hombre se les unió,
-- ¿sobre qué vais discutiendo? --
un hombre cuyas palabras
les llenaba corazón,
mas no lo reconocieron,
¿cómo podían ser tan ciegos?

Al llegar a su destino,
el caminante divino
dijo que seguía adelante
pero ellos, llenos de  ardor,
lo invitaron a quedarse,
a cenar en el mesón.
La noche estaba cayendo...


Una vez que partió el pan
lo bendijo junto al vino,
se lo dio, y fue entonces
cuando sus ojos se abrieron.
Desapareció ante ellos...


De vuelta a Jerusalén,
alborozados, gozosos,
contaron lo sucedido
a los once que encontraron
allí con otros reunidos.

- ¡Es cierto! ¡Resucitó!
¡Jesús comió con nosotros
en la aldea de  Emaús!


Dios sale siempre al encuentro
en medio de nuestras penas,
pero cerramos los ojos,
los oídos, el corazón;
no sentimos su presencia
hasta que una luz, inmensa,
nos desvela su apariencia
y nos llena de fulgor.

- ¡No te vayas!
Sólo en Tí encontramos paz,
fuente de vida, verdad.

Quédate con nosotros...


7 abr 2012

Gracias


... Amaos los unos a los otros como Yo os he amado ...

Gracias mi Dios por tu Amor,
por tu sangre derramada,
por perdonar mis pecados,
por la Luz de tus palabras.

... Yo soy el pan de vida.
El que venga a mí, no tendrá hambre,
el que crea en mí no tendrá nunca sed...

Gracias por darme Tu Vida
pues sin ella me dejaras
me encontraría perdida,
lejos de toda esperanza.

... Quien no toma su cruz y me sigue no es digno de mí ...

A la sombra de tu Cruz
quiero vivir cobijada
sintiendo que, entre tus brazos,
encuentra sosiego mi alma.

... Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados ...

Sólo en Tí hallo descanso
bajo Tu dulce mirada;
sólo en Tí entiendo que amar
es dar a cambio de nada.



Entre tambores y cirios
pasa la Semana Santa
con sus pasos y saetas
llorando la madrugada...