La niña mariposa

Os presento aquí el primer capítulo de mi libro "La niña mariposa", otro proyecto en el que sigo trabajando sin que nadie, excepto su autora, parezca interesado en publicarlo para lectura infantil.




Capítulo I - El ritual

Se acercaba sigilosamente, sus pies descalzos acariciando el mullido césped, sin dejar de mirarla. Estaba posada en una florecilla de pétalos blancos y corola amarilla, balanceándose muy suavemente en perfecto equilibrio.
Era preciosa, de alas de nácar, sus favoritas.
A la distancia debida, sin titubear, se inclinaba y alargaba su brazo derecho en un movimiento perfecto, elegante como una bailarina. Los dedos índice y pulgar formaban un pinza a punto de cerrarse. Conteniendo la respiración, los cerraba sobre el extremo de las alas, ¡plas!, ya la tenía.
Sentía que se quería escapar, pero era imposible. El diminuto cuerpecito se agitaba tembloroso.
Se la puso a la altura de los ojos y estuvo observándola con cariño, con admiración.



- Sé que quieres volver a volar, ¿eh?     A mí tampoco me gustaría que un gigantón horrible me cogiera por los brazos y no
  pudiera moverme, ¿sabes? Sólo quería atrapar tu libertad por unos instantes; así 
 aprenderás a valorarla, pequeñina. No temas, que no atravesaré tu cuerpecito con un
 alfiler para clavarte en un corcho. Te dejaré vivir, volar y alegrar el campo con tus
 bonitos colores. Me gustaría ser como tú, ¡qué linda eres! ¡Ala!, ¡a volar otra vez!
La dejó escapar con la misma delicadeza que la había atrapado, extendiendo su brazo lentamente hacia el cielo.
Siguió su vuelo hasta que desapareció de su vista…
En la punta de sus dedos quedaba ese casi imperceptible polvillo de recuerdo; con un movimiento circular sus yemas lo acariciaron, notando un cosquilleo. A continuación, lo besó y sus labios se impregnaron de nácar. Cerró los ojos y respiró hondo.

Olía a jara y romero.
Siempre era así.
Era como una reparación.
Ahora se sentía menos culpable.


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