26 jul 2011

Huellas en la Arena



Una antigua alumna me envió ayer un email que me hizo recordar esta hermosísima lectura cristiana:

Una noche tuve un sueño...

Soñé que estaba caminando por la playa con el Señor
y, a través del cielo, pasaban escenas de mi vida.
Por cada escena que pasaba,
percibí que quedaban dos pares de pisadas en la arena:
unas eran las mías y las otras del Señor.
Cuando la última escena pasó ante nosotros
miré hacia atrás, hacia las pisadas en la arena,
y noté que muchas veces en el camino de mi vida
quedaban sólo un par de pisadas en la arena.
Noté también que eso sucedía
en los momentos más difíciles de mi vida.
Eso realmente me perturbó
y pregunté entonces al Señor:

"Señor, cuando decidí seguirte
tú me dijiste que andarías conmigo,
a lo largo del camino,
pero mirando atrás,
durante los peores momentos de mi vida,
encuentro sólo un par de pisadas.
No comprendo porqué me abandonaste
en las horas en que yo más te necesitaba".

Entonces, el Señor,
clavando en mi su mirada infinita me contestó:

"Hijo mío, yo te he amado siempre
y jamás te abandonaría en los momentos más difíciles.
Cuando viste en la arena sólo un par de pisadas
fue justamente allí donde te llevaba en mis brazos".


Alguien lo ha convertido en una preciosa poesía:

Una noche en sueños vi
que con Jesús caminaba
junto a la orilla del mar
bajo una luna plateada.
Soñé que veía en los cielos
mi vida representada
en una seria de escenas
que en silencio contemplaba.
Dos pares de firmes huellas
en la arena iban quedando
mientras con Jesús andaba
como amigos conversando.
Miraba atento esas huellas
reflejadas en el cielo
pero algo extraño observé
y sentí gran desconsuelo.
Observé que algunas veces
al reparar en las huellas
en vez de ver los dos pares,
veía sólo un par de ellas.
Y observaba también yo
que aquel sólo par de huellas
se advertía mayormente
en mis noches sin estrellas.
En las horas de mi vida
llenas de angustia y tristeza
cuando el alma necesita
más consuelo y fortaleza.
Pregunte triste a Jesús:
“¡Señor, ¿Tú no has prometido
que en mis horas de aflicción
siempre andarías conmigo…?
Pero noto con tristeza
que en medio de mis querellas
cuando más siento el sufrir
veo sólo un par de huellas.
¿Dónde están las otras dos
que indican Tu compañía
cuando la tormenta azota
sin piedad la vida mía?
Y, Jesús me contestó:
con ternura y comprensión:
"Escucha bien, hijo mío,
comprendo tu confusión.
Siempre te amé y te amaré
y en tus horas de dolor
siempre a tu lado estaré
para mostrarte Mi Amor.


Mas si ves solo dos huellas
en la arena al caminar,
y no ves las otras dos
que se debieran notar,
 
es que en tu hora afligida,
cuando flaquean tus pasos,
no hay huellas de tus pisadas
porque te llevo en Mis brazos".


Podéis escucharla en este bonito video en la cálida voz del periodista y locutor argentino Omar Cerasuolo.


Para terminar, os dejo el enlace de una hermosa canción en inglés, Footprints in the Sand, inspirada en esas huellas de Jesús, cantada por Leona Lewis, de su álbum Spirit.


9 comentarios:

Mari Carmen dijo...

Hola. Soy nueva en el blog. Quería dejarte un saludo y pedirte permiso para compartir en el mío hermosas publicaciones que veo que tienes.
Te mando un abrazo enorme y gracias por compartir tanta belleza.

Mari Carmen

The Unknowngnome dijo...

Very nice.

Doña Eñe dijo...

Para mi Gnomie:
Yep!

Doña Eñe dijo...

Para Mari Carmen:
Gracias a ti.
Puedes compartir lo que te guste de mi blog.
Un abrazo.

Edelia's Club dijo...

Bonita reflexión, Doña Eñe. Sería recomendable que tuviéramos presente que en nuestras vidas siempre estamos acompañados por Jesús, tanto en las luces como en las sombras....

No hace muchos días leía una oración de San Enrique de Ossó que decía: "Porque en tus manos me tienes escrita y tus manos están siempre delante de ti".

Consoladoras palabras para los que creemos en Jesús.

Un abrazo, amiga.

Doña Eñe dijo...

Para Edelia:
Hola, amiga, gracias por tu visita y perdona que últimamente esté algo vaga para escribir.
Pasé por un breve periodo de sombras, pero parece ser que veo algo de luz otra vez...
Me has dejado sorprendida con tu mención de Don Enrique de Ossó ... y Cervelló, ¡no me digas que tú también te educaste con las Teresianas!
¿Tienes el librito "El Cuarto de Hora de Oración"?
Fue un hombre que creyó en la labor de la mujer: "Educar a un niño es educar a un hombre, y educar a una mujer, es educar una familia".
Tal vez por eso conectamos tan bien.
Todo por Jesús y un fuerte abrazo.
:)

Mari Carmen dijo...

Hola cielo. Paso a dejarte un saludo y decirte que me vuelvo a unir a tu blog que no sé qué ha pasado con el antiguo perfil desde que me he hecho el otro blog que no puedo entrar y ha desaparecido la foto.
Un gran abrazo

Doña Eñe dijo...

Para Mari Carmen:
Tranqui, que ya sabemos que pasan cosas muy extrañas por los Blogs.
Eres re-Bienvenida, amiga.
Un abrazo.
:)

Mari Carmen dijo...

Gracias por tu comprensión cielo.
Te mando un fuerte abrazo