Dedicado a mi madre
Infinita nostalgia...
Flor hermosa,
madreselva blanca,
alma de fértil primavera,
tierra fecunda germinada
entre cardos y duras tormentas,
tu aroma perfuma el aire
con tu dulce calma,
con blanda paciencia.
alma de fértil primavera,
tierra fecunda germinada
entre cardos y duras tormentas,
tu aroma perfuma el aire
con tu dulce calma,
con blanda paciencia.
Luz serena,
cálida llama de mañanas trémulas.
No hay viento que tumbe tu atalaya,
tan fuerte que no entiendes
que otros tallos se quiebren
mientras el tuyo no tiembla ante nada.
cálida llama de mañanas trémulas.
No hay viento que tumbe tu atalaya,
tan fuerte que no entiendes
que otros tallos se quiebren
mientras el tuyo no tiembla ante nada.
Tus ramas y tus hojas de tierna enredadera
trepan seguros al cielo,
abrazan y protegen los muros,
las piedras de tu hoguera.
Raíces arraigadas firmemente
trepan seguros al cielo,
abrazan y protegen los muros,
las piedras de tu hoguera.
Raíces arraigadas firmemente
al suelo que te asienta.
Los años no han vencido tu voz,
no han quebrado tu risa
ni arrugado tu paciente mirada,
el brillo risueño de tus ojos
a pesar del llanto silencioso
en tus horas calladas.
no han quebrado tu risa
ni arrugado tu paciente mirada,
el brillo risueño de tus ojos
a pesar del llanto silencioso
en tus horas calladas.
Madre amada,
perdona mi cercana lejanía,
mi lejana distancia.
La calidez de tu infinita ternura
abriga mi esperanza.
perdona mi cercana lejanía,
mi lejana distancia.
La calidez de tu infinita ternura
abriga mi esperanza.
Cuidaste de todos,
y ahora aquí de ti, nadie...,
sólo Dios,
madre,
tan sola y, sin embargo,
del recuerdo de los tuyos
siempre acompañada.
y ahora aquí de ti, nadie...,
sólo Dios,
madre,
tan sola y, sin embargo,
del recuerdo de los tuyos
siempre acompañada.
Gracias por el regalo de la vida,
por darme tantos años enteros de la tuya,
por alimentarme con tu suave néctar,
por impregnarme de tu dulce savia,
por seguirme queriendo a pesar de la partida,
partido el corazón en dos,
el tuyo y el mío en aquella despedida,
nunca un adiós, nunca olvidada.
por darme tantos años enteros de la tuya,
por alimentarme con tu suave néctar,
por impregnarme de tu dulce savia,
por seguirme queriendo a pesar de la partida,
partido el corazón en dos,
el tuyo y el mío en aquella despedida,
nunca un adiós, nunca olvidada.
De ti me queda lo más bello de mi vida,
ese amor generoso que sabe darlo todo,
un cauce de agua mansa,
un río caudaloso que nunca se vacía
en el inmenso mar de tu añoranza.
ese amor generoso que sabe darlo todo,
un cauce de agua mansa,
un río caudaloso que nunca se vacía
en el inmenso mar de tu añoranza.
Más que mujer, madre,
madre siempre,
cada segundo de tu existencia,
madre buena.
madre siempre,
cada segundo de tu existencia,
madre buena.
Infinita nostalgia...
5 comentarios:
Realmente muy hermoso, delicado y con la fuerza que sólo desde la experiencia de vida se puede expresar.
Gracias Doña Eñe por compartirlo.
Un gran abrazo, querida amiga
> Clarissa
Gracias a ti por tus hermosas palabras y tu fidelidad.
Un fuerte abrazo, amiga.
La vida es dura y nunca completa... Gracias por la poesía!
Tu poema me conmueve. Imagino la carita de tu madre cuando lo lea....
Su sonrisa por tus bellas palabras y sentimientos. También sus lagrimitas ¿por qué no?, de alegría y satisfacción también se llora.
Eres extraordinaria, amiga.
Un abrazo.
> Edelia
Te echaba de menos, amiga.
Muchas gracias por tus sentidas palabras, por tu fidelidad a mi blog.
Un fuerte abrazo.
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