21 abr 2013

Donde mueren los pájaros


Sigo su menudo vuelo
ondulado y seguro,
danzando, meciéndose
en los hilos invisibles del viento
y
cada mañana sus trinos alegres
me sacan de ese mundo dormido
de nocturnos sueños.
 
Gorriones cantores,
poetas del cielo.
 
Al atardecer
los veo posarse tímidamente
en el húmedo prado
buscando alimento,
bebiendo las gotas que ofrece la yerba
en picudos besos.
Huyen
en cuanto descubren
que me acerco,
aunque vaya descalza
avanzando pasito a pasito.
No saben
que sólo busco la
suave calidez de su plumaje,
el secreto de sus alas,
pero no se dejan,
¿de qué tienen miedo?
Se posan
en las ramas más altas,
seguras, del roble más viejo
y
desde allí
vigilantes me miran
por si me muevo.
Me río y me pían,
y alguno, atrevido, hasta osa hacerme guiños
mientras balancea su ligero peso,
¡pequeño travieso!
 
Tras tiernos cortejos
a veces anidan
en lo alto de las gruesas vigas,
cálida madera
donde ponen e incuban diminutos huevos.
Crías que florecen con la primavera,
peladas, hambrientas.
 
La negra bandada de cuervos acecha,
grazna y chilla alto en la lejanía.

Los nuevos gorriones,
siempre juguetones,
sus pechos redondos
inflan en reposo
ocultando sus frágiles patas,
sus anchos cuellos.
 
Miles revolotean
en el ancho cielo,
pero...
¿sabes tú dónde yacen los pájaros muertos?
¿Quién puede decirme
dónde caen las aves suspirando versos?
 
¿Dónde esconde el bosque
ese cementerio de quietas alas,
de picos cerrados,
de heridos pechos?
¿Acaso el invierno
los lleva en sus brazos
y
se desvanecen
acariciados por su frío aliento?
 
Cuando mi llama lentamente se apague,
que alguien me lleve
donde mueren los pájaros
para irme como ellos
sin que nadie se entere,
dejándome reposar blandamente
entre las hojas secas
sobre un lecho impoluto de césped.
 
La pluma agotada,
rendida,
callada,
sí,
como ellos,
imperceptiblemente
volando sin nada,
envuelta en el cálido abrazo
de un manso y sencillo silencio.

 
Domingo por la mañana...
 
Amigos, hoy domingo, tan sólo 6 horas después de escribir mi poesía, he tenido una respuesta a mis versos.
De mañana, al salir al jardín, mis pasos me han conducido a la ventana trasera, la de la cocina, adornada por una enredadera.
Algo llamó mi atención.
Me quedé paralizada. Allí había un pajarillo inerte. Mi asombro dio paso a la pena.
Lo cogí con cuidado y acaricié su blando plumaje; aún estaba caliente, ¡tal vez le quedaba algo de vida y lo podía salvar!, pero no, no se movía...
Le hice unas fotos, algunas de las cuales publico abajo, y mañana lo enterraré.
Esta noche lo tengo en casa, envuelto en un paño de algodón. Sólo se le ve la menuda cabecita.
¿Espero un milagro...?
¿Qué querrá haberme dicho Dios...?
 
 
 
 
 
 



9 comentarios:

Carlos Ponce-Meléndez dijo...

Que bella poesia. Que bien recordar esos pequenos ornaismos que nos cantan todos los dias y que muchas vecese no disfrutamos por estar enajenados a el ruido electronico de nuestro tiempo. Gracias Dona Ene.

Edelia's Club dijo...

Querida amiga: Te superas de día en día. Tu imaginación y tu arte no conocen fronteras. Leerte es un placer. Gracias por compartirlo.

Clarissa Rodriguez dijo...

Gracias Doña Eñe, por compartir esta belleza.
Tiene razón Edelia, tu arte no tiene límite y es una delicia leerte.

También reconocer que hay tanta belleza en lo cotidiano, frente a nuestros torpes ojos... pero hay que alzar la mirada...

Un gran abrazo, querida amiga

Anónimo dijo...

Muy bueno, gracias por compartir. Un detalle, al menos, donde yo vivo, el ave que usted encontró no es un gorrión. Saludos y felicitaciones

Anónimo dijo...

Pitangus sulphuratus

Doña Eñe dijo...

>Carlos
Muchas gracias por tu bello comentario.
:)

Doña Eñe dijo...

>Edelia
Muchas gracias amiga.

Doña Eñe dijo...

>Clarissa
Hay que alzar la mirada, sí, ¡qué razón tienes!
Muchas gracias amiga.
Un abrazo.

Doña Eñe dijo...

>Anónimo
Muchas gracias por tu amable comentario y por sacarme de mi error.
Te confieso que no entiendo de nombres de pájaros y llamo "gorriones" a todos los pájaros pequeñitos.
¿Te imaginas mi poesía poniendo
"pitangus sulphuratus" en vez de "gorrión"...? He visto que tu "pitangus sulphuratus" se conoce también como pitogüé, benteveo, bichofeo, bienteveo, bichofué gritón, cristofué, pecho amarillo, cierto güis, quitupí, pitogüé, comechile o chicha fría, ¡madre mía!
No entiendo de nombres de pájaros, pero no creo que ese pájaro que me dices, por lo que acabo de leer, vuele por donde vivo. El pajarito que yo encontré - es el de las fotos de abajo - no tiene el pico tan largo como el "pitangus sulphuratus".
:)))