20 dic 2010

A un abedul


Como huesos descarnados,
chillando al viento,
retorciéndose voluptuosas,
abrazándose
desesperadamente,
tímidamente estremecidas,
avergonzadas
de mostrar su desnudez de plata,
unas
se elevan púdicas
buscando el infinito
que las acoja,
otras
se rinden humildes
a la tierra
como pidiendo perdón...

El esqueleto de Lady Gaga,
en cueros,
tiene menos pudor
que las ramas otoñales
del gran abedul.

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