16 ene 2012

Candela


Con los fríos de otoño llega Candela
a su puesto en la esquina cada mañana,
encorvada, cubierta con su toquilla de gruesa lana,
una falda de rayas, amplia, muy hueca;
una manta raída sobre las piernas,
y un delantal; toda de negro, como el carbón
que encenderá las brasas de su fogón,
dos pares de calcetines, con alpargatas,
un pañuelo que oculta sus viejas canas,
guantes en los que faltan algunos dedos
muestran sus sabañones, manos de hierro; 
rostro arrugado, ojos pequeños,
nariz muy afilada, pómulos secos,
labios enrojecidos. Tiemblan sus huesos.
Un burdo tenderete le da cobijo,
un paraguas la cubre ... con agujeros.
Observando ese mundo que la rodea
aguarda sentadita hasta que anochezca.

- Todos los Santos, ¡será un buén día!

Aterida en la silla junto a su anafe
y un saco de castañas recién cogidas,
espera a que los niños llenen la calle,
que se acerquen contentos con sus sonrisas.

- ¡Castañas, castañas calentitas!

El fuelle aviva el fuego y en la rejilla,
una a una, coloca sus tesoros sobre las brasas,
escarba bien la lumbre con las tenazas,
vueltas y más vueltas con la paleta,
¡cómo crujen y alegres chisporrotean!
Ya se abren, dan la cara, gruesas, hermosas,
ardientes en sus cáscaras, ¡qué vanidosas!
Su olor llena la calle y en las aceras
chiquillos y chiquillas van hacia ellas.

En un cartón se lee con letra incierta
"Castañitas asadas.
 Media docena 1 peseta".

- Mamá, quiero castañas.

Se acerca despacito con su moneda
y en envoltorio de cucurucho,
 de papel prensa, la señora le pone
sus seis castañas echando humo.

- Están recientes, niña, muy calentitas,
  cuidado, no te quemes, espérate un poquito
  para comerlas.


- ¡Gracias, abuela!

"Abuela"...,
dos lágrimas ruedan por sus mejillas.
Aterida, esboza una sonrisa,
casi una mueca,
 la castañera Señá Candela


8 comentarios:

Mari Carmen dijo...

Qué bonito Doña Eñe. Me ha dejado por eso un poquito triste.
Muchísimas gracias por compartirlo.
Un fuerte abrazo y feliz semana

Edelia's Club dijo...

¡Qué bonito! Me parece ver a la enjuta viejecita tiritando de frío. Casi me llega el olorcillo de las castañas calentitas..
Imágenes del ayer, del hoy y del mañana.
Le llaman "abuela" y ella se emociona casi tanto como la niña con ese manjar de profundo sabor a castañas.
Un abrazo, amiga.

Clarissa Rodriguez dijo...

Tan reconocible y tan amable esta Candela!

Tus palabras tienen la gracia de hacer emerger toda la ternura de una escena vívida y real. Tan real es, que también emerge la tristeza por la pobre condición de esta abuela. Me sobrecoge!

Doña Eñe dijo...

> Mari Carmen
Gracias, preciosa.
Un abrazo también para ti.
:)

Doña Eñe dijo...

> Edelia
Mientras lo escribía a mí también me llegaba ese olor a castañas calentitas.
Muchas gracias por tu lindo comentario y un abrazo.
:)

Doña Eñe dijo...

> Clarissa
Las castañeras eran unos personajes tan entrañables, ¿verdad?
Gracias por tu visita y tus hermosas palabras.
Un abrazo.
:)

María dijo...

A mi me ha emocionado encontrar hoy su blog Doña Eñe, quisiera seguir perdiéndome en el. Muchísimas gracias por tan buenas entradas y tan buena música que "calma" el alma. Gracias!

Doña Eñe dijo...

> Para Misisdolly
Bienvenida a mi Blog y gracias por tus hermosas palabras.
Perdona que haya tardado en responderte, pero hacía días que no entraba.
Un abrazo, amiga.
:)